viernes, 30 de noviembre de 2012

El libro digital infinito y el estudiante.



En los dos últimos trabajos exploré el campo del libro digital y como este cada vez se apodera más de todos los dispositivos móviles o no. En contraposición el documento impreso va perdiendo terreno, por lo que considero que no tiene futuro. Lo anterior no significa que desaparecerá, pero cada vez será más limitado y costoso. 
 
En el último trabajo me referí a la idea del libro digital infinito. Este es un sistema que combina diferentes medios y que toma como eje de confluencia el ordenador, la tableta o cualquier dispositivo con capacidad para leer y conectarse a la Red. En este libro prevalece la interacción del estudiante con los medios y la posibilidad de crecer de manera infinita.

La condición de infinito se genera por la facilidad de agregar información permanentemente. En esto trabajo actualmente  con dos estudiantes del Taller final de grado. Con ellos estamos creando dos libros digitales cuyos temas giran alrededor de las Tics. El primero de estos libros recolecta diferentes recursos educativos útiles para los estudiantes de nuestra Carrera y que contribuyen al perfeccionamiento de su sistema personal de aprendizaje.  El segundo de ellos dirige su contenido a laruta crítica en el empleo de las Tics, que es el punto de partida en el complejo proceso de seleccionar estas vitales herramientas. 

La condición de infinito la estamos construyendo a partir de una libreta creada en EverNote donde los estudiantes pueden agregar nueva información que complementa el libro. Para ello se le da la tarea a un grupo de estudiantes que se encargan de revisar artículos, libros, páginas, videos y cualquier otro tipo de información relacionada con el tema de cada libro. Así el libro está en constante crecimiento.

Por supuesto que quedan algunos elementos en este concepto, por ahora experimental, que debemos perfeccionar. Entre ellos, el más importante, la veracidad de las fuentes agregadas. En ese caso tratamos de explicar a los estudiantes, que no se trata de cantidad sino de encontrar fuentes confiables que puedan además constatar con otros sitios. De esa manera el estudiante no solo cumple con la búsqueda de la información, también y es lo más importante, desarrolla las habilidades de búsqueda y verificación de lo leído.

El libro digital no lo concebimos como la copia del libro impreso, todo lo contrario. No se trata de digitalizar lo que tenemos o de pegar algunas animaciones o videos. El libro digital es mucho más que eso. Este libro debe permitir al estudiante crear sus propias notas, subrayar como en el material impreso, volver a retomar la lectura donde la dejó, vincular los contenidos del libro con las evaluaciones de la asignatura, incluir los trabajos de sus compañeros, acceder a otros recursos y en especial estar permanentemente actualizado.

Este libro puede contener elementos de realidad aumentada, contar con geolocalización, acceso a las redes sociales e integrar elementos multimedia.

Lo importante en este tipo de libro es que el encargado de aumentar su valor es el propio estudiante, lo que lo convierte en sujeto de su propio aprendizaje.

Queda la tarea de demostrar la validez práctica de este trabajo, además de seleccionar los programas adecuados para su elaboración, que es el mayor problema que presentamos hasta este momento. Sabemos que cada día surgen nuevas iniciativas en este campo y se modifican numerosas aplicaciones que tienen como finalidad mejorar la calidad de los libros digitales.   

En ese camino de permanente innovación tenemos que avanzar para contribuir al desarrollo del sistema personal de aprendizaje de nuestros estudiantes.

lunes, 26 de noviembre de 2012

El libro digital infinito


En el comentario anterior consideré que el libro impreso tiene cada vez menos futuro en las instituciones educacionales y no es un secreto comprender que cada día dedicamos más tiempo a la Red, que leer en documentos impresos. Este proceso es irreversible, leemos y leeremos más en la pantalla que en lo impreso.

No se trata de eliminar el libro impreso, sino de cambiar el formato y con ello enriquecer la sensación de la lectura. Desde que navegamos en la Web comprendimos que los conceptos de tiempo y espacio no son básicos para buscar y encontrar, para leer y comentar. Por ello dejarán de ser importantes en la lectura el tamaño del libro, su encuadernación,  la cantidad de páginas y hasta la sensación de hojearlo.

El empleo de teléfonos inteligentes, tabletas y netbook está dejando atrás dicha sensación. La única defensa que queda para no comprender la importancia del texto digital es aferrarse a las sensaciones táctiles que lo impreso aporta, pero es un argumento que cada día pierde su razón.

Estamos llegando al momento en que la tableta o el celular pueda devolvernos esas sensaciones táctiles, que tanto apreciamos en el libro. Basta con mirar la charla TED de FabianHemmert donde muestra un celular con dichas peculiaridades.

Vivimos el tránsito de lo impreso a lo digital. Como casi siempre este fenómeno se da con enormes contradicciones en la actividad educacional. Encontramos los defensores a ultranza de lo impreso, aunque siempre empleen fotocopias de otros autores y su producción sea limitada o casi nula. En otro lado están aquellos que acuden a la Red, descargan archivos generalmente en PDF, los imprimen y entregan a sus estudiantes, sin siquiera agregar un poco de valor, como crear un índice o una mínima guía para el estudio. En otro lugar encontramos los profesores que indican a sus alumnos diferentes direcciones Web, pero no agregan más valor a las mismas. No puedo dejar de mencionar al grupo de profesores que escriben para la Web y estimulan a sus estudiantes a emplear los medios digitales. 

Cada semestre en unas de mis asignaturas universitarias, indago con los estudiantes la cantidad de libros que compran y de esos cuáles emplean. La respuesta es siempre la misma, compran los que exigen los docentes ( todos son fotocopias) y emplean muy pocos. No se trata tampoco de culpar al estudiante universitario por no leer todo lo que deben comprar, es que mucho de lo que se exige tiene tan poca organización, que se convierten en un grupo de páginas, que poco estimulan la lectura. 

La Universidad Hispanoamericana de Costa Rica anunció recientemente que decía adiós a los libros impresos para pasar a emplear iPad en sus clases de la carrera de medicina. 

El conocido escritor Paulo Coelho durante la presentación de su último libro, expresó: "Para mí, escribir significa el contacto humano. Nunca he comprendido eso del escritor aislado en su torre de marfil. Internet es una revolución y las redes sociales, Twiter, Facebook, mi blog o los post, han cambiado todo. Ha creado otro Renacimiento

Los ejemplos que derrumban por completo el mito del libro impreso y la sensación de su lectura están en todas partes. Escondernos a su sombra solo puede mantener una agonía que es insostenible.

El pasado año y confieso que dejándome arrastrar por la nostalgia del lector en papel compartí lo que en ese momento llamé “libro impreso multimedia”, que es un híbrido entre lo impreso y lo digital, pero solo con el objetivo de mejorar nuestra percepción del libro digital. En aquella ocasión empleé códigos Qr para facilitar el acceso a videos y fotografías que como es lógico no aparecen en el documento impreso. 

El libro impreso es finito, actualizarlo es bien complejo y su costo se incrementa permanentemente. El libro digital es todo lo contrario y en especial puede ser infinito

En este concepto estoy incluyendo la organización de un texto que se actualice y crezca permanentemente. Es especial este tipo de texto logra la mejor y mayor participación del estudiante, elevando su motivación e interés por la asignatura. Pone al estudiante en el centro del aprendizaje y lo convierte en sujeto de su propio aprendizaje, tarea pendiente en los sistemas escolares. 

Estamos en el camino al libro digital, pero no con la concepción de traspasar las propiedades de lo impreso a lo digital, sino con otras bien diferentes funciones, de las que comentaré en el siguiente trabajo.

martes, 20 de noviembre de 2012

¿Tiene futuro el libro impreso? La respuesta es: No



Cada vez estoy más convencido que el libro impreso, tiene sus días contados. La afirmación de seguro generará criterios adversos entre los que lean este trabajo y con ello una interesante polémica.

Los que hoy somos profesores y contamos con varios años de experiencia nos aferramos al criterio que el documento impreso tiene larga vida, pero me temo que estamos en un error.

No podemos negar el lugar que el libro tiene en la la vida humana, sin la escritura primero y la impresión después desconoceríamos la mayor parte de nuestra historia. Aprendimos a leer desde un material impreso, hicimos las primeras tareas en un cuaderno, escribimos nuestras primeras cartas amorosas en un papel y leímos libros de aventuras imaginando ser Robinson Crusoe en su misteriosa isla. El libro nos trasladó de país en país, nos puso en contacto con decenas de grandes escritores y nos soñamos con otras culturas diferentes. Pero hoy está cambiando esa historia.

Recuerdo que leí en apenas tres días la espectacular novela de Hemingway "Por quién doblan las campanas” y es una obra que rebasa las trescientas páginas.  Ejemplos como estos abundan a la par que es poco probable que en una casa no exista al menos un libro. 

Me gustaría volver a leer esta obra pero escuchando el sonido de las armas de aquella época, ver un fragmento de algunas de las películas que se hicieron sobre la novela, recordar otras obras de Hemingway, revisar fotos de la Guerra Civil española y ser parte de la historia. Pero leyendo de nuevo el libro impreso nada de eso sucederá. 

Pero sí ese libro estuviera en un formato digital, otra sería la sensación de su lectura. La lectura es una de las tareas más repetidas a diario, es un proceso mental donde entramos en contacto con el otro o los otros. 

Esto significa que no es tan importante el formato empleado para esta tarea, sino el contenido de la misma. Recientemente leí las opiniones del autor noruego Jostein Gaarder, quien durante una entrevista posterior a su discurso inaugural de la Casa del Lector en Madrid, expresó ante la pregunta: ¿Se imagina un mundo sin libros? “Es difícil”, respondió. “Pero creo que realmente no los necesitamos:lo que hace falta son las historias” 
 
Cada vez accedemos a más libros digitales que impresos, aunque los primeros son casi la copia digital de los segundos. Sin embargo a pesar de esta deficiencia es un paso de avance, al que se une que muchos de los libros digitales se pueden descargar libremente. 

Ejemplo de lo anterior es un reciente libro denominado “Sociedad del conocimiento y educación”,  que bajo la edición del Dr. Lorenzo García Aretio reúne a una treintena de autores que tratan el tema que da origen a su título. 

A estos ejemplos, añado el incremento de cursos masivos en línea y abiertos, también conocidos por sus siglas en inglés MOOC, donde la información está disponible para todos y algo mejor que muchos pueden convertirse en parte de los generadores de esa información. Mejor ejemplo que Wikipedia, no lo podemos encontrar, aunque conozco sus limitantes, pero errores variados e imprecisiones también las leemos en muchos documentos impresos .

El libro es para la enseñanza como la memoria para el profesor, pero la memoria es muy corta, como lo es el libro impreso. 

En mi opinión el arraigo al libro impreso comienza a convertirse en un freno al desafío al estudiante de salir fuera de las paredes del aula. Contribuye a mantener la hegemonía del profesor centralista y dominante a lo largo del proceso. Considero que el libro impreso es de aquellos elementos que retarda el salto definitivo a la escuela moderna y es un escondite para ocultar nuestro desconocimiento de lo nuevo, de lo que cada día cambia en nuestra profesión. Nuestros estudiantes leen más en la pantalla de la computadora que en los documentos impresos, escriben más mensajes de texto, correos y comentarios en las redes, que páginas de trabajos científicos. 

Desde hace un tiempo vengo trabajando con mis alumnos de la materia de trabajo final de grado en la creación de libros digitales. Lo estamos haciendo bajo el criterio del libro digital infinito. Idea que conjuga otros medios donde la participación de los estudiantes es decisiva. Sobre este criterio comentaré en el próximo artículo.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Las lecturas de la semana

Después de unas semanas sin comentar mis lecturas, vuelvo a reanudar este espacio en mi blog. La Web 2.0 tiene dos caminos bien definidos: compartir y comentar. No basta con leer sino también es importante opinar y en especial compartir. 


Esa es la razón de estas notas casi semanales, que tienen además como base a una libreta compartida en Evernote. 

Para este momento comento una interesante entrevista a Jostein Gaarder en la Casa del Lector en Madrid, que fue publicado en el periódico “El País”. En esta entrevista me llamó la atención la frase que encabeza el trabajo: “No necesitamos libros, necesitamos historias”. 

Otra trabajo que comparto es de Juán José de Haro, sobre identidad digital. Aunque el artículo está orientado a la escuela primaria y media, su análisis es válido en cualquier nivel educativo. 

Incorporo a las lecturas una infografía que sugiere 10 vías para mejorar el proceso de escritura en los estudiantes. 

También leí en este período un recopilación sobre aplicaciones educativas para Android, que quiero recomendarles no dejen de leerlo. 

Añadí a las lecturas tres trabajos sobre realidad aumentada, que es un tema que me viene interesando para incorporarlo a mis clases en el próximo semestre. 

Para no demorar más la lectura, pueden como siempre acceder desde enlace.Recuerden que pueden apropiarse de toda la libreta y compartirla con otras personas.

viernes, 2 de noviembre de 2012

No lo dude el maestro es insustituible



Acabo de leer unas interesantes declaraciones de Nicholas Negroponte fundador del proyecto "Una laptop por niño" ( One Laptop Per Child) donde relata la experiencia que su organización llevó a cabo con un grupo de niños analfabetos en Etiopía. 

Negroponte explica la experiencia
en la conferencia del MIT
Fuente http://mashable.com
En su experimento entregaron tabletas en cajas cerradas a un grupo de 20 niños en dos aldeas distantes entre sí. Según comentan al inicio del experimento los niños jugaban con las cajas hasta que uno la abrió y logró encender la tableta. 

En ese mismo experimento Negroponte narra  lo siguiente: “Within five days, they were using 47 apps per child, per day. Within two weeks, they were singing ABC songs in the village, and within five months, they had hacked Android.”

El hackeo de Android al que se refiere es que lograron encontrar la cámara, que por descuido uno de los empleados de OLPC había deshabilitado.  El resto del artículo se puede leer en este enlace

Las conclusiones a las que llega Negroponte durante su conferencia en el MIT celebrada en esta semana es que si los niños aprendieron a leer, entonces pueden aprender para seguir leyendo. En otras palabras los niños demostraron que pueden aprender a leer, pero al costo de lo que está en esa tableta. 

No dudo de la efectividad del proyecto, ni de las buenas intenciones de Negroponte y todo su equipo, tampoco de la posibilidades que tiene el entregar tabletas o computadoras a los niños para mejorar su aprendizaje. 

Sin embargo la euforia de estos experimentos quedan por lo general solo en el inicio. El propio Negroponte en una entrevista posterior señaló que  si se financia el proyecto por lo menos por un año o un año y medio se pueden lograr resultados que la comunidad científica no dudaría en reconocer.
 
Después de leer el trabajo me quedan numerosas dudas. Qué pasará cuando esas tabletas, que se alimentan con paneles solares dejen de funcionar. La humedad, los cambios de temperatura, el polvo y otros elementos que en el campo son constantes, se convierten en enemigos de estos dispositivos. 

Qué sucederá cuando los niños pierdan el interés por el “juguete” como sucede desde siempre. Les entregarán otros más sofisticados, trabajarán más personas en la creación de estos nuevos equipos y así con el analfabetismo de unos pagaran los gastos de los ingenieros del primer mundo. 

Dónde quedan las emociones,los valores, los intereses grupales y los sentimientos.  Es qué la tableta nos enseñará eso y mucho más. 

Me parece realmente una utopía, un gasto de dinero y hasta una burla a esos niños. Si calculamos el costo de las tabletas, los salarios de los que la programaron, el embalaje, el envío, los salarios de los que pasaban por las aldeas a descargar la información del manejo de las tabletas, los pasajes de avión, el hospedaje y las dietas, de seguro el precio es bien elevado. 

Supongo que con esos “gastos” se podía construir una escuela sencilla, sin necesidad de cajas y tabletas y pagar a un maestro por varios años. 

El analfabetismo no se resuelve con tabletas ni computadoras, sino con la voluntad del ser humano, ese maestro que es y será siendo insustituible.